martes, 14 de junio de 2011

Ninjas: una historia de amor y guerra cap 9 [FINAL]


Capítulo 9: Confesión.

Caminó por el largo y oscuro pasillo. Una vez más iba al encuentro de quien había considerado su más grande amigo en aquel lejano momento de su vida. Esa vez, el pasillo era de ladrillos grises, con ventanas pequeñas de vidrios fijos a su derecha, mientras que a su izquierda se intercalaban puertas rígidas de acero con celdas de barandas negras. Llegó al final del pasillo y dobló a la derecha, deteniéndose en la segunda puerta de acero, que estaba custodiada por dos ninjas enormes y con cara de rudos.
Al verlo, ambos hicieron una pequeña reverencia, luego de la Cuarta Gran Guerra todos los ninjas del mundo lo conocían y respetaban. Uno de ellos sacó de su porta shurikens una enorme llave, la cual colocó en la puerta, al tiempo que el otro realizaba un sello con sus manos. Abrieron la puerta y él entró. Era una habitación apenas iluminada por una pequeña antorcha que colgaba en una esquina del techo, no había ventanas ni otras puertas, ni siquiera muebles, sólo un colchón tirado contra una de las paredes, en donde un joven pelinegro y de tez blanca estaba sentado, con sus profundos ojos negros clavados en su figura.
- Naruto…- susurró él.
- Sasuke…- dijo en forma de respuesta el rubio- Aún estás aquí.
El Uchiha lanzó un suspiro de risa, se puso de pie y lo miró con una suave sonrisa.
- Por supuesto que estoy aquí. Estaba… estaba esperando…
- ¿Esperando? ¿Esperando qué?
Sasuke caminó unos pasos hacia él- No a qué, sino a quién, esa es la pregunta correcta.
Naruto lo miró extrañado, al tiempo que su corazón daba un brinco por la mirada que le había clavado el pelinegro: directo a los ojos.
- Estaba esperándote a ti, Naruto.
El rubio abrió los ojos como platos. No podía creer lo que acababa de escuchar, esas palabras no podían haber sido reales, simplemente no podían. Intentó hablar, pero aunque abrió la boca, las palabras no salieron, simplemente sus cuerdas vocales se mantuvieron rígidas y no pudo siquiera balbucear. El pelinegro se le acercó aún más y, sin dejar de mirarlo a los ojos, le dijo:
- Fui un verdadero estúpido todo este tiempo, estaba tan… tan…- se tomó unos segundos, para buscar la palabra correcta- cegado por la venganza, el odio y el poder que no vi lo que realmente importaba. Una vez que entendí verdaderamente las intenciones de mi hermano, y pude pensar seriamente en ello, me di cuenta de lo que había detrás. Luego de que estuve tanto tiempo solo, mis verdaderos sentimientos salieron, especialmente en cuanto te vi entrar en esa habitación que yo mismo había estado levantando; luego de que todas las nubes se fueron, vi el verdadero color del cielo, y era el color de tus ojos… si, de los tuyos, Naruto.
Sasuke se acercó aún más al jinyuriki, que estaba completamente inmóvil en el centro de la habitación. Seguramente estaba anonadado, nunca antes había hablado tanto ante alguien, especialmente acerca de sus sentimientos. Le acarició suavemente la mejilla y agregó:
- Me dijiste que aún estaba aquí con una voz de sorprendido, creíste que para cuando vinieras ya habría encontrado la forma de escapar, ¿verdad?- el rubio asintió lentamente, a lo cual él respondió con una sonrisa- Bueno, esta vez no voy a escapar, esta vez me voy a quedar, porque si me dejé atrapar, ¿por qué crees que escaparía?
- Que… ¿T-Te dejaste atrapar?- alcanzó a balbucear el otro.
- Por supuesto, mientras me trían… yo… por un momento ideé una forma de burlarlos y escapar, pero tú, tu aroma, tu esencia, tu sola presencia hicieron que perdiera la cabeza y simplemente no pude, no pude hacerlo, sentí la enorme necesidad de quedarme, de quedarme cerca de ti, de tener la oportunidad de verte cada día, de sentirte… Naruto, yo… simplemente… creo que no podría vivir sin ti, te debo mi existencia; sin ti, no sería quien soy ahora y…
No le dio tiempo a nada, ni siquiera él terminó la frase, simplemente apoyó las manos contra la pared, encerrándolo en un apasionado y dulce beso. Naruto, completamente anonadado, lo recibió, primeramente con intenciones de rechazarlo, pero luego, poco a poco, simplemente se relajó y se dejó llevar. Ya no eran niños, ya no eran amigos, hacía años que había dejado de serlo; pero ahora tampoco eran shinobis, ni enemigos. Ahora sus cuerpos, pegados uno al otro, encastraban perfectamente cual piezas de rompecabezas. Sus lenguas danzaban juntas, en armonía, elevando poco a poco el ritmo de sus corazones, la frecuencia de su respiración, la temperatura de sus cuerpos, la tención de sus músculos.
Las manos del pelinegro bajaron, acariciando cada centímetro de la figura del jinyuriki, mientras que las de éste aferraron con fuerza la espalda del Uchiha. Aplastaron más fuertemente sus cuerpos, sintiendo como cierta parte de la anatomía del otro se tensaba y se elevaba. Separaron apenas un centímetro sus bocas, se miraron a los ojos y, tomando una gran bocanada de aire, dijeron al unísono y en un susurro que sólo ellos oyeron.
- Te amo.
Y volvieron a unirse, pero esta vez el beso no se limitó al contacto de sus labios. El pelinegro comenzó a dar pequeños besos en el cuello del rubio, saboreando su piel y absorbiendo su aroma, mientras sus manos jugueteaban con la ropa, intentando llegar a la piel que se encontraba debajo. El jinyuriki aferró fuertemente el largo y sedoso cabello de su amante y lo acercó a su cara, aspirando con fuerza cada gota de su esencia.
Cuando logró llegar a la suave piel del otro, las manos de Sasuke comenzaron a acariciar con suavidad cada centímetro, subiendo y bajando por la columna, armonizando con el movimiento de su boca, que subía y bajaba desde el lóbulo de la oreja hasta el hombro de Naruto. Cuando no pudo resistirlo, mordió suavemente una porción de piel y succionó con fuerza, haciendo que le rubio lanzara un gemido. Sonrió ante esta reacción, ahora sabía con exactitud que podía avanzar hasta el segundo nivel.
Sin dejar de sostenerlo por la cintura contra la pared, sacó su mano de debajo de las prendas del ojiazul y acarició suavemente su muslo, haciéndole levantar la pierna hasta la altura de la propia cintura. Se sentía algo extraño, había hecho eso mismo con algunas mujeres antes, pero era la primera vez que lo hacía con un hombre. Escabulló rápidamente su mano por el pantalón del otro, hasta llegar a su miembro, el cual tomó. Estaba tenso, grande, erecto. Otro gemido surgió de la garganta de su amante.
- Sa-Sasuke…- Naruto sintió como todo su cuerpo comenzaba a temblar, sentía que no podría mantenerse de pie por mucho tiempo más- N-No puedo.,..
- Cálmate- lo silenció el Uchiha volviendo a plantarle un beso en los labios-. Si quieres puedo ir más despacio- de hecho, estaba mintiendo, sentía que su propio miembro estallaría si no seguía avanzando.
- No… no es eso… es que mis piernas… yo… voy a terminar en el piso si sigo así- contestó entrecortadamente y con las mejillas sonrojadas.
El pelinegro rió suavemente y una vez más lo miró con una sonrisa en los labios, pero al ver la cara de preocupación del otro le respondió seriamente- Descuida, después de todo terminaremos en el piso de todas maneras.
Naruto se sonrojó aún más y no pudo evitar sonreír también. Sentía que el corazón le iba a explotar de alegría, se sentía lleno de felicidad, al fin había desaparecido ese gran nudo que tenía en su alma desde hacía años. Lo abrazó fuertemente y de a poco fueron deslizándose por la fría pared, hasta terminar sentados en el piso.

---oo---

A medida que el tiempo pasaba, los besos dieron lugar a los gemidos, los cuales se intensificaban con más y más profundos besos, mordidas, caricias… hasta que ya no pudieron contenerse más y, ya tendidos completamente en el suelo y prácticamente desnudos, se amaron completa y apasionadamente hasta llegar al éxtasis…

Naruto paseó suavemente su dedo índice por el pecho desnudo del pelinegro que aún parecía algo agitado, a juzgar por su respiración, y jugueteaba con algunos mechones rubios de la cabellera de él. Respiró profundamente, como obligando a su corazón y a sus pulmones a volver a la normalidad. Luego dijo, mirando a la cara al Uchiha:
- Es raro, ¿no lo crees?
Sasuke lo miró con extrañeza- ¿Qué es raro? ¿Qué dos hombres se enamoren o qué lo hayamos hecho en una celda?
El rubio rió suavemente- No, quiero decir, además de eso, es extraño que nuestra historia haya terminado así.
- ¿Nuestra historia?
- Si. Cuando nos conocimos, yo estaba celoso de ti, porque eras el chico popular, al cual todas las chicas miraban, incluida Sakura-chan, y a quien todo le salía bien. Después te convertiste en mi modelo a superar, luego en el amigo que debía recuperar; más tarde, en mi enemigo a vencer y ahora… ahora eres…
- ¿Tu amante?- terminó, con cierto tono de confusión.
- Algo así… yo diría más bien el hombre al que amo.
El Uchiha lo miró a los ojos. Esos ojos cristalinos, del color del agua, los cuales no podían mentirle y a los cuales no podía mentir, y que ahora lo hacían sonreír. No podía creer los sentimientos tan intensos que le provocaba mirar a ese joven de cabello rubio, sentimientos tan distintos de los que le había provocado en el pasado… Era simple, concreto y sin vueltas: lo amaba, lo amaba con toda su alma.
Naruto vio la expresión del otro y, con preocupación, le preguntó:
- ¿Qué te ocurre, Sasuke?
Saliendo de su ensimismamiento, dijo- Nada, es sólo que simplemente me encantas, no puedo evitarlo, te amo Naruto.
El rubio sonrió de oreja a oreja, se movió para quedar a la altura del rostro del otro, le dio un dulce y corto beso en los labios, y le dijo:
- Yo también te amo, Sasuke.

Fin....?

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