martes, 4 de enero de 2011

Ninjas: una historia de amor y guerra cap 3

- Así es, pero a diferencia de ti, yo sí soy bueno en el combate cuerpo a cuerpo y no dependo del chakra de ningún demonio maldito para pelear...
Y con estas palabras, el Uchiha volvió a atacar... y la batalla comenzó...

Capítulo 3

El jinyuriki y el Uchiha yacía en el frío piso de la habitación, ambos exhaustos, ambos ya sin armas a su alcance, ambos casi sin fuerzas para seguir... pero ambos intentando incorporarse...

Mientras tanto, fuera de la guarida, en el bosque, un shinobis y una kunoichi se dirigían a toda velocidad hacia el lugar de la batalla.
- Tengo la sensación de que ya estamos llegando demasiado tarde.
- No te preocupes papá, todo saldrá bien.
- Se que vienes del futuro y eso, pero no puedo evitar preocuparme.
- Si, lo se, después de todo, son tus alumnos los que están luchando a muerte.
Kakashi Hatake miró hacia delante, pero en verdad lo que quería hacer era mirar hacia atrás, ir hacia tras, hasta ese pasado, hace ya muchos años, en donde Sasuke y Naruto eran compañeros de equipo y su rivalidad no sobrepasaba límites tan peligrosos. Pero se retractó, su hija, esa pequeña pero poderosa e inteligente kunoichi que estaba a su lado, le había hecho entender que sin importar lo que haya pasado, las cosas estaban hechas, ya habían pasado, y lo habían hecho por algo y si no hubieran pasado las cosas estarían peor, no mejor. La miró, ella, su hija, Miyuki, era una bella chica de veinte años, su cabello era largo, sedoso y lacio como el de su madre, pero plateado, como el suyo. En cuento a sus ojos, profundos, cautivadores y negros como la noche, eran los típicos ojos de los Uchiha, el Clan al que ella pertenecía y al cual pertenecía su madre.
Si, una Uchiha, se había enamorado de una Uchiha, de una poderosa Uchiha de la elite del Clan, destinada a casarse con quien su padre había elegido, otro Uchiha, años mayor que ella, pero tan puro de sangre que sus hijos serían los mejores shinobis de su época. Pera a ella, Keiko, no le interesaba esa pureza, ni el poder, ni el secreto que tan rigurosamente guardaban los miembros de la elite del Clan. Por esa razón, Keiko, que había ascendido rápidamente jounin, suplicaba al Hokage participar en misiones que le permitieran estar el mayor tiempo posible lejos del Clan. Se alejó tanto de todo lo concerniente al Clan que el Hokage la nombró miembro de ANBU y fue ahí donde se conocieron. Y aún recordaba ese día como si hubiera sido ayer...
- Kakashi-kun, ella es la kunoichi de la que te hablé, Uchiha Keiko.
- Así que una Uchiha... el único Uchiha con el que formé equipo no era muy...- comenzó a decir mientras se quitaba la máscara, pero enmudeció en cuanto la vió: era la mujer más hermosa que había visto, cabello largo, lacio, de un brilloso negro azabache, piel pálida, facciones suaves, dulse sonrisa y lo que más lo hipnotizó, sus ojos, sus profundos y hermosos ojos oscuros, negros y brillantes como una perla.
- Es un placer conocerte, Kakashi-san.
- Ham... igualmente, supongo...
Ella le sonrió- Hokage-sama me ha hablado mucho de ti- le hizo una reverencia- será un verdadero honor estar en tu escuadrón como ANBU.
- El honor... ¿¿Qué?? ¡Escuadrón! ¡Ella estará en mi escuadrón! ¡Una novata! ¿¡En mi escuadrón!?
Keiko se incorporó inmediatamente al escucharlo y lo miró de mala forma.
Yondaime, el curto hokage, le sonrió y respondió:
- Si, así es, Kakashi-kun, Keiko estará en tu escuadrón... ella es una exelente ninja, una prodijio en verdad... y tendrás que acostumbrarte, porque es una Uchiha y porque sus habilidades combinan perfectamente con las tuyas, será tu compañera de ahora y para siempre.
- ¡¿Qué?!- esta vez, ambos fueron los que gritaron.
- Bueno, quizás exageré un poco, serán compañeros mientras ambos estén en ANBU jeje.

Y así comenzó. Ella lo atraía físicamente, pero le caía muy mal, y misión a misión, empeoraba. Él a ella no le caía mejor, por lo que las peleas eran constantes, pero el hokage tenía razón: sus habilidades eran espléndidas y juntos hacían un equipo táctico ideal. Ambos poseían el sharingan, obviamente ella lo manejaba mucho mejor, pero él no se quedaba atrás. Eran hábiles en el cuerpo a cuerpo, precisos y mortales en la larga distancia, sigilosos y precisos para infiltrarse e inteligentes e impredesibles en la estrategia.
Unos meses despues las constantes discusiones ya no eran tan fuertes y eran más bien para molestar al otro, más en broma que verdaderas y con tan sólo una mirada podían saber lo que el otro pensaba.
Poco a poco las discuciones se convitieron en consejos, los gritos de ira en risas, los reproches en bromas y las malas miradas en miradas de complicidad o incluso algo más... se podía decir que eran mejores amigos...

Pero una noche, todo cambió: él caminaba hacia su casa, tranquilo, era una noche hermosa y habían completado con éxito una misi´pn bastante dificil. Hacía unos horas que se había despedido de Keiko en la oficina del hokage, por lo que no esperaba verla hasta el día siguiente. Pero cuando estaba llegando a su casa, la vió: estaba sentada, con las piernas dobladas y abrazándose a sí misma, tenía la cabeza gacha, por lo que no podía verle la cara, pero sabía que estaba llorando. Fue corriendo hasta ella.
- Keiko, ¿que te sucede?
Ella levantó la mirada, con los ojos llenos de lágrimas, le sonrió- Que bueno que llegaste Kakashi... necesitaba ver a un amigo y... bueno...
- Vamos, entremos- le dijo él, ayudándola a levantarse.
Una vez adentro, y un poco más calmada le contó que en cuanto había llegado a su casa, su padre la había enfrentado y le había dicho que debía dejar ANBU, que debía dejar de ser ninja y que debía cazarse con el hombre que él le había asignado. Ella se había negado, por lo que su padre había intentado quitarle por la fuerza todo lo que ser ninja le significaba: sus armas, su bandana, incluso había intentado sellarle su sharingan. Ella, desepcionada y frustada con su familia, había logrado escapar y ahí estaba.
Esa noche ella necesitaba de un amigo y algo más también; y en él lo encontró, ambas cosas. Despues de esa noche todo cambió: la rivalidad del comienzo se había esfumado para dar lugar a la amistad, y ésta, para dar paso al amor...

Muchos años pasaron desde esa noche, así como susesos extraños, pero su amor perduraba. Hasta que un día ella se fue, sin decir nada, sin dejar rastros, simplemente se había esfumado, nadie sabía nada, ni el hokage, ni ANBU, ni los demás ninjas, mucho menos los Uchiha de más alto nivel; ni siquiera su querido primo Uchiha Itachi, el único miembro del Clan con el que Keiko simpatizaba, junto con su hermano pequeño, Uchiha Sasuke... nadie, simplemente nadie...

Y un año despues de la misteriosa desaparición de Uchiha Keiko, Uchiha Itachi masacró a todo su Clan, dejando como único sobreviviente a su pequeño hermano, Uchiha Sasuke... el resto es historia conocida...

- ¡Papá!
Kakashi volvió a la realidad, en verdad se había perdido en sus recuerdos...
- ¿Qué ocurre Miyuki?
Ella se detuvo: tenían en frente un enorme barranco, en el cual se veía una entrada.
- Creo que llegamos. 

...continuará...

lunes, 3 de enero de 2011

Ninjas: una historia de amor y guerra cap 2

- Parece que no soy el único en reaccionar así...

Capítulo 2

- Naruto...
- Cállate Sasuke, admítelo, sólo permaneces lejos de la aldea porque no puedes con tigo mismo, no entiendes tus sentimientos, no puedes salir del laberinto que tienes en tu mente.
Sasuke permaneció en silencio un momento, suspiró profundo y luego dijo:
- Supongo que tienes razón, desde la muerte de mi hermano creo que no tengo motivos suficientes como para seguir haciendo lo que hago.
- ¿Motivos suficientes? ¿Eso quiere decir que tienes al menos un motivo?
- Siempre se tiene un motivo, tu deberías saberlo mejor que nadie.
- Si, bueno. Supongo que le motivo de mi duro entrenamiento siempre fuiste tú.
- Al igual que supongo tú fuiste el de mi venganza.
Naruto lo miró extrañado.
- Mi hermano mató a toda mi familia y yo no lo entendía, quería vengarme de él y cuando me lo enfrenté al fin, cuando él murió y supe la verdadera historia de mi Clan, un extraño sentimiento comenzó a crecer en mí, un sentimiento de odio hacia mucha gente, hacia todos... sentía que mi vida entera había sido una farsa, una gran mentira, y por eso sentía que debía vengarme de los que me habían mentido siempre y sólo encontré un culpable: Konoha. Y tú estabas en la aldea. Entonces me convencí a mí mismo de que siguiendo a Madara podía cumplir la destrucción de Konoha, pero aún quedaba algo.
- ¿De qué hablas?
- De ti, ya no estaba seguro de si quería matarte, después de todo, tu vida también había sido una farsa en cierto sentido. Y entonces quedé completamente confundido, ¿qué debía hacer? No podía con migo mismo, pero cuando estábamos cara a cara mis deseos de venganza crecían y a la vez, crecía otro sentimiento, uno muy extraño, que no estoy seguro de querer sentir...
- Sa-Sasuke...
El Uchiha tenía clavada la mirada en los ojos de Naruto, pero parecía que en realidad estaba mirando otra cosa, o simplemente nada, tenía la mirada perdida, perdida en el infinito de esos ojos cristalinos, intentando entender qué rayos le estaba pasando.
Naruto se percató de eso y se acercó lentamente a Sasuke. Por alguna razón creía saber cuál era el sentimiento del que hablaba Sasuke, imaginaba que el mismo que él había empezado a sentir hace algunos años atrás y que había reprimido porque le parecía extraño e imprudente. Estaba a pocos centímetros de su viejo amigo y al ver que éste seguía completamente abstraído de la realidad, acercó su mano a el rostro del otro. Acarició su mejilla suavemente, su corazón se aceleró, sus rostros estaban sólo a unos centímetros, sentía la respiración tranquila del Uchiha, a diferencia de la suya, que estaba acelerándose.
- Sasuke... tu y yo...
Apenas unos milímetros separaban sus labios.
- Na-Naruto... que...?
Sus labios se rozaron y entonces Sasuke volvió a la tierra, apartó a Naruto rápidamente y se alejó de un salto, al tiempo que desenfundaba su espada.
- Ya no somos amigos Naruto, no somos nada más que dos shinobis intentando seguir su camino. He venido aquí a peleas, y eso será lo que haga.
Naruto estaba helado, anonadado. El pequeño y simple roce que habían tenido sus labios había despertado en él una sensación nunca antes percibida. Volvió a  mirar a Sasuke, el brillo había vuelto a sus negros ojos, que al instante se volvieron rojos, mostrando el Kekkei Genkai de los Uchiha: el Sharingan. Una mueca de violencia apareció en el rostro del Uchiha y supo entonces que la batalla no tardaría en comenzar.

Sasuke temblaba por dentro, pero nunca se lo demostraría al jinyuriki, no iba a permitir que esos sentimientos que había surgido con ese pequeño roce se exteriorizaran, jamás lo permitiría. Sentía que su corazón daba vueltas por todo su cuerpo, su mente no podía concentrarse en lo esencial e importante y sentía unas intensas ganas de llorar. Pero su fuerza de voluntad era más fuerte, siempre lo había sido y esa no sería la excepción, de ninguna lo sería, no lo permitiría.
Y entonces lanzó una estridente carcajada. No tenía idea de porque, pero lo hizo, una carcajada de lunático suplantó las lágrimas.
- No perderé ni un minuto más de mi existencia contigo Naruto... es tu fin...
Y se dirigió a toda velocidad, con su espada, hacia el chico, dispuesto a partirlo a la mitad, y acabar por fin con todo.

Naruto lo vio venir e intentó uno de sus jutsus, pero no pudo, por alguna extraña razón no podía moldear chakra. Ante la imposibilidad de hacer otra cosa, simplemente lo esquivó, pero por poco.
- Ja! Buen intento Naruto, pero lo siento, esta habitación es especial, no se puede moldear chakra en ella... ¿qué harás ahora jinyuriki?
- ¿Qué? ¿Cómo que no se puede moldear chakra? Eso quiere decir que ninguno de los dos puede utilizar sus jutsus.
- Así es, pero a diferencia de ti, yo sí soy bueno en el combate cuerpo a cuerpo y no dependo del chakra de ningún demonio maldito para pelear...
Y con estas palabras, el Uchiha volvió a atacar... y la batalla comenzó...

...continuará...