jueves, 30 de junio de 2011

Idas y vueltas


Esta es una serie de Drables que hice... tiene lemon al final :D Es una especie de precuela de "No habrá una proxima vez".

Idas y vueltas.

I ¿Qué?
Te haré una pregunta, mi explosivo rubio: ¿Qué fue lo que viste en mi?
Es algo sencillo, después de todo, para decirle a alguien lo que me dijiste hace tiempo, tiene que, al menos, agradarte esa persona. Pero… ¿cómo rayos fue que te enamoraste de alguien como yo? Tú, un amante de lo efímero, un amante del arte, un chico lindo, inquieto, que podría tener a cualquier chica que quisiese con sólo una mirada… Y me elegiste a mi…
No es que me queje, porque he aprendido a quererte también, pero, en verdad, no puedo entenderlo… Soy un ninja, un asesino, un traidor, un hombre… Nunca habíamos hablado mucho antes, de hecho, siempre que lo hacíamos, eran más que nada afirmaciones o negaciones de mi parte… No tenemos mucho en común… Entonces, puedes decirme, ¿qué rayos viste en mi?

II Impredecible.
Nunca creí que respondieras así a ese acto acometido de inconsciencia… Bueno, en realidad si, “¿Qué se supone que fue eso?” Sólo tú responderías así, con ese tono malhumorado y sombrío, a un beso en los labios… Supongo que es por eso que te amo… Porque eres tan predecible como impredecible… Una gran dicotomía humana… Nunca se puede saber en qué estás pensado, por más que se intente, nadie puede hacerlo…
Y creo que fui un poco tonto al pretender que yo podría hacerlo… Que yo, un alocado, un renegado -otro hombre- podría meterme en un tu mente y saber qué es lo que piensas o sientes…
Pero entonces, como eres tan impredecible, simplemente me seguiste en mi juego…

III Tú.
Apenas habían pasado unas pocas semanas cuando me di cuenta de que ocupabas todo en mi… Por primera vez en mi vida, había dejado de pensar como un ninja, como un hermano mayor preocupado por su pequeño consanguíneo, y había comenzado a pensar como un hombre, como un humano supongo… Tú. En mi mente ahora sólo estás tú, Deidara, mi compañero, mi explosivo amante… Tus ojos, tu cabello, tu piel, tu aroma, tu voz… Tus susurros, gemidos, resoplidos… Tus explosiones de arcilla…
Nunca creí que llegaría el día en el que disfrutara de tus locas creaciones explosivas, pero llegó… Hoy puedo decirlo, ya nada en ti me sorprende…

IV Ojos.
Tus ojos me atraparon desde el primer momento, y nunca creí que algún día llegarían a mirarme sólo a mi… Yo creía que los tenías reservados sólo para tu pequeño hermano, pero no, ahora me miras, con un dejo de sorpresa -la única expresión que puedo descifrar-, me miras a mí… Tus perlas negras y profundas como la noche más oscura me observan crear arte… Y eso hace que me sonroje, no puedo evitarlo, apenas clavas esos hermosos e intrigantes ojos en mí, mi piel se eriza y mis mejillas aumentan de temperatura… Y ni hablar del resto de mi cuerpo, cuando rozas apenas tu piel con la mía… Es increíble, nunca antes me había pasado… Supongo que porque tú eres especial, único…

V Arcilla
            Tus manos están llenas de arcilla, pero eso no me provoca alejarme de ti, al contrario, hacen que quiera tenerte más cerca mío. Tú, loco maniático, fanático de la arcilla, me hiciste amar ese aroma a tierra húmeda, esa textura extraña… ¿Te das cuenta, verdad? Por tu culpa, ahora me gusta la arcilla…
            Es que en verdad me gustas tú… Pero parece que tu misma persona está unida a ese extraño material, porque eres como ella, blando, maleable, fresco. Puedo moldearte con mis propias manos, tú me dejas hacerlo, porque te agrada. Sé que te encanta que recorra cada centímetro de tu piel con mis manos, porque te sientes como la arcilla, sientes que así puedes adoptar la cualquier forma… Y luego, te quedas en entre mis dedos, y me es difícil sacarte…
            Eres tan parecido a la arcilla, que hasta tienes tu punto de inflexión. Y cuando ese punto llega, te poner rígido, implacable, te enfrentas a todo con firmeza y convicción, porque saber que sólo así, puedes perdurar... Aún así, lo mejor de todo es que yo conozco a la perfección cómo hacer para hacerte llegar a ese punto, me es sencillo, porque ya te conozco lo suficiente…
            Y en este momento, cuando de entre tus manos sacar una pequeña grulla blanca, todo mi ser me pide que es hora de que tú seas moldeado…

VI Efímero.
            El pequeño animalito en mi mano no dudará mucho, lo sé. Después de todo, es una obra de arte, y el arte es efímero… Pero esta vez, creo que una explosión causada por mí no será la desencadenante de su fin… O quizás sí. Tus ojos me miran con esa expresión extraña que tienes siempre que pasamos mucho tiempo a solas. Sé lo que quieres, sé lo que necesitas, y también sé cómo lo quieres… Eso es algo de lo que estoy orgulloso, aunque no termino de entender qué significan con exactitud tus miradas, puedo recordarlas a la perfección y, entonces, saber qué es lo que quieres…
            Quieres una obra de arte, quieres un momento de placer, quieres disfrutar de lo efímero junto a mi… Bien, entonces esta pequeña obra de arte deberá desaparecer, para dar lugar a una mayor…

VII Grulla.
            La sonrisa en tu rostro te delata. Es evidente. Eres evidente. Me acerco a ti con paso suave pero decidido, acaricio tu delicado rostro sonrojado, deslizo mis dedos por la silueta de tu mandíbula, tomo tu mentón con suavidad. Tus ojos brillan, siempre lo hacen cuando estoy tan cerca tuyo. Tus ojos de cielo brillan como cuando recién sale el sol después de una lluvia de verano, y eso me encanta, me dan ganas de abrazarte por mucho tiempo, de tenerte en mis manos por siempre, de no soltarte nunca más y que el mundo se olvide de nosotros.
Porque no puedo negarlo, soy como ese pequeño animalito que creaste con tus manos y un poco de arcilla. Soy como una grulla, necesito acercarme a ti lentamente, como manteniendo un fuerte muro entre nosotros; pero luego, una vez que todo está en orden, una vez que tus ojos derrumban mi muro, quiero que te quedes con migo por siempre, hasta que todo acabe, aunque sé que eso no podría suceder…
Ya es suficiente espera, mi alma ya está llena de la tuya, es hora de que mi cuerpo también lo esté… Mis labios se posan en los tuyos, y todo lo demás ya no existe…

VIII Delicia.
            Tus deliciosos labios se posan en los míos, y un escalofrío recorre todo mi cuerpo. No es la primera vez que nos besamos pero se siente como la primera, nada ha cambiado en mí. Te sigo amando como ese día en el cual te lo confesé, te sigo desenado como en ese momento en el cual me lancé hacia ti y te sorprendí con mi beso, me sigo sonrojando, me sigo tambaleando cuando tus brazos me rodena… Como ahora. Tus brazos me rodean, tu lengua quiere avanzar, y mis labios se abren para dejarle paso. Ambas danzan al compas de un ritmo que nosotros mismos marcamos. Rodeo tu nuca con mis manos -ahí acabó la existencia de mi obra de arte- y entonces el ritmo se intensifica.
            Tus brazos me aprietan más fuerte, y entonces nuestros cuerpo entran en contacto. Tu pecho está firme y tibio, como siempre, los latidos de tu corazón inundan mi cuerpo y hacen que el mío se acople.
            Tus labios pasan a mi cuello y tus manos, comienzan a deslizar mi túnica por mis hombros… Pronto me encuentro desprovisto de ella, ya no nos sirve, a ti tampoco por cierto, mi querido Uchiha. Yo me encargo de que quedemos iguales…
            Y de un momento a otro, sin que nos percatemos del tiempo, estamos tendidos en el suelo…

IX Sabor.
            Tu piel huele exquisito, no puedo evitar saborearla. Cuando mis labios se posan en ella, una ola de excitación recorreré toda mi existencia y me incita a seguir haciéndolo. Poco a poco nuestro cuerpos se acoplan, se acostumbran, se traspasan todo el calor, y el suelo es nuestro nuevo sostén. Tus manos ya intentan quitarme toda la ropa que cubre mi cuerpo, mientras que las mías siguen sosteniendo tus hombros, para que no hullas. Sé que no lo harás, pero aún así me es imposible no retenerte. Mis labios bajan, bajan más, y siguen bajando, hasta llegar ahí, tu más placentero lugar…
            Adiós a tus pantalones, a toda tu vestimenta; adiós a la mía también, así como a mi cordura y sensatez… Adiós al resto del universo, a todo lo que nos rodea, ya nada está, ya nada existe fuera de nosotros dos… Mi boca saborea con lujuria tu miembro, tus gemidos lo inundan todo, tus manos estrujan mi cabello y mis dedos acarician tus suaves rodillas desnudas…

X Unión.
            Ya no lo aguanto más, tu boca me vuelve loco, hace que mi cabeza de vueltas, que mi cuerpo se estremezca con cada subida y bajada, que mis cuerdas vocales no lo resistan y vibren como locas, lanzando un gran gemido, que también inunda tu boca.
            Tu néctar sale despedido y me inunda todo. Me encanta, me encanta todo de ti, tanto que ya no puedo resistirme, es hora de que nos unamos, de que rompamos todas las leyes de la física, de que seamos uno, de entre en ti y ambos disfrutemos hasta el éxtasis de nuestra unión…
            Tus manos toman con fuerza mis piernas y las llevan contra ti, rodeándote. Levanto un poco mi cintura y entonces, el placer me inunda… Ya estás dentro mío, y amo cuando haces eso, te amo por eso y por muchas cosas más, pero sólo puedo demostrarlo correctamente en este momento… Mi espalda se arquea bruscamente, a causa de tu embestida. Ahora mi rostro está inmerso en tus sedosos cabellos negros, absorbiendo su exquisito aroma, mientras mi cuerpo entero sube y baja sobre tu miembro.
            Mi rostro está pegado a tu pecho, lo que me da la oportunidad perfecta para saborearte aún más, tal y como me gusta… El sabor y el aroma de tu piel me inundan completamente, al igual que tus gemidos, lo cuales en sintonía con los míos…
            - D-Deidara…- te murmuro, al mismo tiempo que levanto la vista para mirarte a los ojos.
            Bajo la mirada ante tu llamado, tu mirada se encuentra con la mía.
            - I-Itachi-s-san…-alcanzo a pronunciar…
            Y entonces ambos alcanzamos ese punto en donde ya nada se puede hacer, sólo recostarse y tratar de calmar la respiración… Apoyo mi rostro, exhausto, en tu hombro. Tú haces lo mismo en el mío… Todo se queda en silencio por un largo momento… Un eterno instante…
            El sudor corre por mi rostro y te abrazo fuertemente, sea lo que sea que debas decirme, será mejor que sea después… Disfrutemos juntos este momento, mi amor…
            Si, disfrutémoslo, amor mío… Aunque aún no tenga el coraje suficiente para recitar las palabras que tú me dijiste apenas todo esto comenzó…

..Fin..

domingo, 26 de junio de 2011

"No habrá una proxima vez"


Advertencia: +18. Contiene lemon (contenido sexual explícito).

“No habrá una próxima vez”

Sus ojos me miraban entre maravillado y sorprendido, y quizás ese dejo extraño era de temor... No lo supe bien y jamás podré saberlo, supongo…

Esa primera vez había sido un tanto extraña, él había lanzado un comentario como al pasar, pero su mirada se había dirigido a mí, esos celestes ojos me estaban contemplando con una solidez que nunca antes había visto. ¿Era verdad? ¿Ese comentario había sido dirigido a mi? En ese momento intenté despejar la idea de mi mente, ¿en qué estaba pensando? Era Deidara, un hombre, un ninja, un desertor, un asesino… Al igual que yo.
Pero luego de ese pequeño momento incómodo, en el cual Kisame había lanzado una risotada y Sasori se había limitado a mirarlo, esa bola explosiva se había lanzado hacia mí, sin siquiera dejarme tiempo a pensar…

Yo volvía tranquilamente hacia mi habitación cuando su voz me detuvo:
- ¡Itachi-san!
Lo miré por sobre mi hombro, dirigiéndole una mirada que decía claramente que no quería hablar con nadie, pero él, obviamente, no me prestó atención. Simplemente se acercó a mí; se acercó demasiado, tomó la manga de mi túnica y me miró a los ojos.
- ¿Qué necesitas?- le dije yo, algo extrañado por su actuar.
No respondió, simplemente plantó un beso en mis labios. ¡Si, en mis labios! ¡Oh, dios, que rayos le estaba pasando a este tipo!
Lo empujé a la vez que lo miraba con extrañeza y un poco de repugnancia en mi rostro y le dije:
- ¿Qué se supone que fue eso?
Él volvió a mirarme a los ojos. Pero fue distinto, esta vez sus cristalinos ojos penetraron en mi alma, y él por entero logró entrar cuando me dijo:
- Te amo.
Me congelé al instante. ¿Eso era real? ¿En verdad estaba pasando? ¿Deidara me estaba diciendo que me amaba? ¿A mí? ¿A un asesino, a un ninja, a un hombre? En ese momento todo me daba vueltas, estaba completamente confundido. Pero pronto me acostumbré, él me acostumbró, me conquistó poco a poco… Así fue como comenzó nuestra relación, una relación que jamás había imaginado…

Ahora parece tan lejano ese día… Él ya no está, y pronto yo tampoco estaré… Quizás nos reencontremos en la próxima vida… Quien sabe…

Ya hacía demasiado tiempo que no lo veía, un mes quizás, no lo recuerdo bien, pero recuerdo perfectamente que necesitaba verlo. Hacía unos cuatro meses que habíamos comenzado nuestro secreto y extraño romance, y sentía que la próxima vez que nos viéramos, mi cuerpo no lo resistiría más. Esa vez tendríamos algo más que apasionados besos…

Y así fue, y cuando mis manos comenzaron a bajar hasta cierta parte de su anatomía, sus ojos me miraron como nunca antes… Estaba sorprendido y quizás también un poco aterrado, pero ya no aguantaba más, lo quería. Si, había aprendido a quererlo, y ahora él debería afrontar las consecuencias de eso, porque ahora mi cuerpo también lo quería…
Estábamos tendidos en su cama. Él debajo de mí, como siempre que llegábamos a ese punto, pero esta vez no me contendría y me tiraría a su lado para simplemente seguir absorbiendo su aroma, no.
Comencé a bajar por su abdomen, llenándolo de besos a cada centímetro recorrido, degustándolo con placer. Cuando llegué a la altura de la cintura, comencé a bajar su pantalón lentamente, mientras él tomaba mi cabello para detenerme. Pero no lo hice, al contrario, me excitó aún más, por lo que terminé de quitarle la ropa, dejando al descubierto todo su ser.
Levanté la mirada y vi como un pequeño rubor aparecía en sus mejillas.
- ¡¿Qué se supone que haces, Uchiha?!- dijo, en un pretendido tono de desdén, más fue un gemido, pues yo ya había comenzado mi labor con mi mano.
- ¿Acaso vas a decirme que no te gusta?
No pudo responderme, ya que cuando abrió la boca para hablar, yo abrí la mía para saborear su miembro. Lanzó un reprimido gemido, al mismo tiempo que estrujaba el mechón de pelo que aún tenía entre su mano. Comencé a juguetera con mi lengua, subiendo y bajando por su hombría, haciendo que los gemidos se repitieran y se intensificaran.
Mientras mi lengua hacía lo suyo, mis manos intentaban desesperadamente desproveerme de mi propia ropa: era el momento de pasar al otro nivel…

Otro nivel… “Necesitas que tus ojos estén a otro nivel si quieres vencerme, Sasuke”. ¿Fuiste tan importante para mí como para ocupar mi mente incluso en este momento? Incluso ahora, cuando mis minutos ya están contados, cuando mi hermano está enfrente mío, esperando a que nuestra batalla de inicio, tú ocupas todos mis pensamientos, Deidara….

Boca abajo. Para esas alturas mi querido rubio estaba boca abajo en la cama y yo recorría su espalda con mi lengua para excitarlo aún más y que fuera menos doloroso para él… Mi miembro frotaba suavemente la entrada de su ano, para prepararlo…
Acerqué mi boca a su oído, tomé sus caderas con ambas manos y le susurré:
- Aquí voy.
Él movió la cabeza en señal de aprobación y entonces lo penetré suavemente. Aún así lanzó un alarido y sus ojos se pusieron llorosos, pero ya estaba, la punta de mi miembro ya estaba dentro, por lo que debía seguir. Entré un poco más y otro alarido, que denotaba más placer que el anterior, inundó la habitación…
Así proseguí, penetrándolo de a poco, hasta que toda mi hombría estuvo dentro de su hermoso cuerpo. Arqueó la espalda inconscientemente, oportunidad que aproveché para tomarlo del mentón y acercarlo más a mi cuerpo. Luego, teniendo su espalda completamente apretada contra mi pecho, comenzamos a movernos.
Era como un baile. Nuestros cuerpos se movieron despacio al principio, pero luego adquirieron mayor velocidad… Y la melodía que seguían era la de nuestro gemidos de placer, que aumentaban con cada movimiento… Era un excitante círculo vicioso…

- ¡I-Itchi-s-san!- gritaba él, como pidiéndome más…
Yo simplemente respondía a sus gritos con más movimientos. No podía hablar, estaba demasiado excitado como para formular palabras. Sólo podía pensar en el acto que estábamos concibiendo. Estábamos fundiendo nuestros cuerpos, estábamos intentando romper con las leyes del universo para ser uno sólo… Para poder llenarnos del otro, para absorber el aroma, el sabor, el cuerpo, el alma del otro…

Él lo mató, será mejor que cumpla con su promesa y me mate también, para que nos volvamos a encontrar… Más te vale, Sasuke, que te hallas vuelto lo suficientemente fuerte como para hacerme olvidar por lo menos por un momento el dolor que está sintiendo mi corazón… Sé que de una forma u otra pronto moriré, pero si lo hago durante una batalla, no será tan terrible, no estaré pensando en él todo el tiempo… Quizás incluso muera con algo de felicidad si pienso en otra cosa que no sea él…

Cuando Madara nos informó de la muerte de Deidara, mi corazón simplemente se hizo añicos: mis piernas se aflojaron y mis ojos se llenaron de lágrimas. Tuve que hacer un esfuerzo enorme para no caer de rodillas ante mis compañeros… ¿Él muerto? No podía estar ocurriendo, no aún… Se suponía que yo moriría antes… Era fuerte, era un gran ninja, ¿cómo pudo haber muerto? No podía ser cierto… Había muerto, y yo no le había dicho lo que quería decirle hacía tiempo, pero que mi cerebro no me permitía pronunciar…
Si, aunque hacía unos dos años y medio que éramos “pareja”, por ponerle una etiqueta, aunque hacía todo ese tiempo que nos escabullíamos en cualquier lugar apartado para besarnos, aunque habíamos pasado miles de noches fundiendo nuestro cuerpos, nunca le había dicho que lo amaba.
Porque si, había llegado a amarlo, lo había aprendido de él. Ese rubio fanático del arte y de la arcilla, hablador casi insoportable y piromaníaco, me había seducido desde el primer momento, me había llevado a conocer placeres extraños, habíamos experimentado formas no muy comunes de amar… Me había hecho entender el significado de amar a una persona. Y ya no estaba, no estaría nunca más.
Nunca más… Nunca más estaría entre mis brazos, nunca más podría besar sus dulces labios, saborear su piel, oler su cabello… No habría una próxima vez como nos habíamos dicho al despedirnos la última noche en la que dormimos juntos…

“No habrá una próxima vez”. Fue la última frase que le dije a mi hermano, pero supe que no se la estaba diciendo sólo a él, sino también a mi rubio, a mi ninja, a mi Deidara… Mi amado Deidara…

..Fin..

martes, 14 de junio de 2011

Ninjas: una historia de amor y guerra cap 9 [FINAL]


Capítulo 9: Confesión.

Caminó por el largo y oscuro pasillo. Una vez más iba al encuentro de quien había considerado su más grande amigo en aquel lejano momento de su vida. Esa vez, el pasillo era de ladrillos grises, con ventanas pequeñas de vidrios fijos a su derecha, mientras que a su izquierda se intercalaban puertas rígidas de acero con celdas de barandas negras. Llegó al final del pasillo y dobló a la derecha, deteniéndose en la segunda puerta de acero, que estaba custodiada por dos ninjas enormes y con cara de rudos.
Al verlo, ambos hicieron una pequeña reverencia, luego de la Cuarta Gran Guerra todos los ninjas del mundo lo conocían y respetaban. Uno de ellos sacó de su porta shurikens una enorme llave, la cual colocó en la puerta, al tiempo que el otro realizaba un sello con sus manos. Abrieron la puerta y él entró. Era una habitación apenas iluminada por una pequeña antorcha que colgaba en una esquina del techo, no había ventanas ni otras puertas, ni siquiera muebles, sólo un colchón tirado contra una de las paredes, en donde un joven pelinegro y de tez blanca estaba sentado, con sus profundos ojos negros clavados en su figura.
- Naruto…- susurró él.
- Sasuke…- dijo en forma de respuesta el rubio- Aún estás aquí.
El Uchiha lanzó un suspiro de risa, se puso de pie y lo miró con una suave sonrisa.
- Por supuesto que estoy aquí. Estaba… estaba esperando…
- ¿Esperando? ¿Esperando qué?
Sasuke caminó unos pasos hacia él- No a qué, sino a quién, esa es la pregunta correcta.
Naruto lo miró extrañado, al tiempo que su corazón daba un brinco por la mirada que le había clavado el pelinegro: directo a los ojos.
- Estaba esperándote a ti, Naruto.
El rubio abrió los ojos como platos. No podía creer lo que acababa de escuchar, esas palabras no podían haber sido reales, simplemente no podían. Intentó hablar, pero aunque abrió la boca, las palabras no salieron, simplemente sus cuerdas vocales se mantuvieron rígidas y no pudo siquiera balbucear. El pelinegro se le acercó aún más y, sin dejar de mirarlo a los ojos, le dijo:
- Fui un verdadero estúpido todo este tiempo, estaba tan… tan…- se tomó unos segundos, para buscar la palabra correcta- cegado por la venganza, el odio y el poder que no vi lo que realmente importaba. Una vez que entendí verdaderamente las intenciones de mi hermano, y pude pensar seriamente en ello, me di cuenta de lo que había detrás. Luego de que estuve tanto tiempo solo, mis verdaderos sentimientos salieron, especialmente en cuanto te vi entrar en esa habitación que yo mismo había estado levantando; luego de que todas las nubes se fueron, vi el verdadero color del cielo, y era el color de tus ojos… si, de los tuyos, Naruto.
Sasuke se acercó aún más al jinyuriki, que estaba completamente inmóvil en el centro de la habitación. Seguramente estaba anonadado, nunca antes había hablado tanto ante alguien, especialmente acerca de sus sentimientos. Le acarició suavemente la mejilla y agregó:
- Me dijiste que aún estaba aquí con una voz de sorprendido, creíste que para cuando vinieras ya habría encontrado la forma de escapar, ¿verdad?- el rubio asintió lentamente, a lo cual él respondió con una sonrisa- Bueno, esta vez no voy a escapar, esta vez me voy a quedar, porque si me dejé atrapar, ¿por qué crees que escaparía?
- Que… ¿T-Te dejaste atrapar?- alcanzó a balbucear el otro.
- Por supuesto, mientras me trían… yo… por un momento ideé una forma de burlarlos y escapar, pero tú, tu aroma, tu esencia, tu sola presencia hicieron que perdiera la cabeza y simplemente no pude, no pude hacerlo, sentí la enorme necesidad de quedarme, de quedarme cerca de ti, de tener la oportunidad de verte cada día, de sentirte… Naruto, yo… simplemente… creo que no podría vivir sin ti, te debo mi existencia; sin ti, no sería quien soy ahora y…
No le dio tiempo a nada, ni siquiera él terminó la frase, simplemente apoyó las manos contra la pared, encerrándolo en un apasionado y dulce beso. Naruto, completamente anonadado, lo recibió, primeramente con intenciones de rechazarlo, pero luego, poco a poco, simplemente se relajó y se dejó llevar. Ya no eran niños, ya no eran amigos, hacía años que había dejado de serlo; pero ahora tampoco eran shinobis, ni enemigos. Ahora sus cuerpos, pegados uno al otro, encastraban perfectamente cual piezas de rompecabezas. Sus lenguas danzaban juntas, en armonía, elevando poco a poco el ritmo de sus corazones, la frecuencia de su respiración, la temperatura de sus cuerpos, la tención de sus músculos.
Las manos del pelinegro bajaron, acariciando cada centímetro de la figura del jinyuriki, mientras que las de éste aferraron con fuerza la espalda del Uchiha. Aplastaron más fuertemente sus cuerpos, sintiendo como cierta parte de la anatomía del otro se tensaba y se elevaba. Separaron apenas un centímetro sus bocas, se miraron a los ojos y, tomando una gran bocanada de aire, dijeron al unísono y en un susurro que sólo ellos oyeron.
- Te amo.
Y volvieron a unirse, pero esta vez el beso no se limitó al contacto de sus labios. El pelinegro comenzó a dar pequeños besos en el cuello del rubio, saboreando su piel y absorbiendo su aroma, mientras sus manos jugueteaban con la ropa, intentando llegar a la piel que se encontraba debajo. El jinyuriki aferró fuertemente el largo y sedoso cabello de su amante y lo acercó a su cara, aspirando con fuerza cada gota de su esencia.
Cuando logró llegar a la suave piel del otro, las manos de Sasuke comenzaron a acariciar con suavidad cada centímetro, subiendo y bajando por la columna, armonizando con el movimiento de su boca, que subía y bajaba desde el lóbulo de la oreja hasta el hombro de Naruto. Cuando no pudo resistirlo, mordió suavemente una porción de piel y succionó con fuerza, haciendo que le rubio lanzara un gemido. Sonrió ante esta reacción, ahora sabía con exactitud que podía avanzar hasta el segundo nivel.
Sin dejar de sostenerlo por la cintura contra la pared, sacó su mano de debajo de las prendas del ojiazul y acarició suavemente su muslo, haciéndole levantar la pierna hasta la altura de la propia cintura. Se sentía algo extraño, había hecho eso mismo con algunas mujeres antes, pero era la primera vez que lo hacía con un hombre. Escabulló rápidamente su mano por el pantalón del otro, hasta llegar a su miembro, el cual tomó. Estaba tenso, grande, erecto. Otro gemido surgió de la garganta de su amante.
- Sa-Sasuke…- Naruto sintió como todo su cuerpo comenzaba a temblar, sentía que no podría mantenerse de pie por mucho tiempo más- N-No puedo.,..
- Cálmate- lo silenció el Uchiha volviendo a plantarle un beso en los labios-. Si quieres puedo ir más despacio- de hecho, estaba mintiendo, sentía que su propio miembro estallaría si no seguía avanzando.
- No… no es eso… es que mis piernas… yo… voy a terminar en el piso si sigo así- contestó entrecortadamente y con las mejillas sonrojadas.
El pelinegro rió suavemente y una vez más lo miró con una sonrisa en los labios, pero al ver la cara de preocupación del otro le respondió seriamente- Descuida, después de todo terminaremos en el piso de todas maneras.
Naruto se sonrojó aún más y no pudo evitar sonreír también. Sentía que el corazón le iba a explotar de alegría, se sentía lleno de felicidad, al fin había desaparecido ese gran nudo que tenía en su alma desde hacía años. Lo abrazó fuertemente y de a poco fueron deslizándose por la fría pared, hasta terminar sentados en el piso.

---oo---

A medida que el tiempo pasaba, los besos dieron lugar a los gemidos, los cuales se intensificaban con más y más profundos besos, mordidas, caricias… hasta que ya no pudieron contenerse más y, ya tendidos completamente en el suelo y prácticamente desnudos, se amaron completa y apasionadamente hasta llegar al éxtasis…

Naruto paseó suavemente su dedo índice por el pecho desnudo del pelinegro que aún parecía algo agitado, a juzgar por su respiración, y jugueteaba con algunos mechones rubios de la cabellera de él. Respiró profundamente, como obligando a su corazón y a sus pulmones a volver a la normalidad. Luego dijo, mirando a la cara al Uchiha:
- Es raro, ¿no lo crees?
Sasuke lo miró con extrañeza- ¿Qué es raro? ¿Qué dos hombres se enamoren o qué lo hayamos hecho en una celda?
El rubio rió suavemente- No, quiero decir, además de eso, es extraño que nuestra historia haya terminado así.
- ¿Nuestra historia?
- Si. Cuando nos conocimos, yo estaba celoso de ti, porque eras el chico popular, al cual todas las chicas miraban, incluida Sakura-chan, y a quien todo le salía bien. Después te convertiste en mi modelo a superar, luego en el amigo que debía recuperar; más tarde, en mi enemigo a vencer y ahora… ahora eres…
- ¿Tu amante?- terminó, con cierto tono de confusión.
- Algo así… yo diría más bien el hombre al que amo.
El Uchiha lo miró a los ojos. Esos ojos cristalinos, del color del agua, los cuales no podían mentirle y a los cuales no podía mentir, y que ahora lo hacían sonreír. No podía creer los sentimientos tan intensos que le provocaba mirar a ese joven de cabello rubio, sentimientos tan distintos de los que le había provocado en el pasado… Era simple, concreto y sin vueltas: lo amaba, lo amaba con toda su alma.
Naruto vio la expresión del otro y, con preocupación, le preguntó:
- ¿Qué te ocurre, Sasuke?
Saliendo de su ensimismamiento, dijo- Nada, es sólo que simplemente me encantas, no puedo evitarlo, te amo Naruto.
El rubio sonrió de oreja a oreja, se movió para quedar a la altura del rostro del otro, le dio un dulce y corto beso en los labios, y le dijo:
- Yo también te amo, Sasuke.

Fin....?