domingo, 23 de diciembre de 2012

Muérdago [Rose/Scorpius]


Día 1 – Muérdago.



Rose Weasley era una chica que se consideraba a sí misma ocupada, muy ocupada. Estaba en su último año en Hogwarts y no tenía tiempo para jugar bromas a los estudiantes más chicos o andar correteando por los terrenos del castillo entre la nieve, como lo hacían su hermano y primos. No, por supuesto que no, porque Rose había heredado no solo la increíble inteligencia de su madre, sino también su sentido de la responsabilidad. Y nada era más importante para la pelirroja que aprobar los EXTASIS, los exámenes finales del colegio de magia y hechicería inglés.
Era por eso que, faltando apenas unos días para las vacaciones de navidad, mientras los profesores estaban ultimando los detalles del decorado festivo, la hija mayor de Ron y Hermione estaba yendo hacia la biblioteca con un par de libros entre sus manos.
Y fue en ese camino en donde se encontró que alguien a quién no quería ver. Definitivamente la última persona que esperaría ver en esos días: Scorpius Malfoy.
— Hola Weasley— dijo el rubio con una media sonrisa en su rostro
— Oh, volviste a llamarme por mi apellido, genial. Hola Malfoy— dijo en forma de respuesta la pelirroja.
— Consideré que como ya no querías hablarme a no ser que hubiera alguien más presente, sería bueno que mantuviéramos un poco de distancia.
— Me parece perfecto— volvió a decir ella, claramente no quería hablar con él. No después de que la había estado persiguiendo durante todo el año—. Pero creo que no lo estás cumpliendo, al menos que Albus esté en algún lado con la capa de invisibilidad de su padre.
— Oh, no, él está ocupado en sus propios asuntos.
— Ah, ¿entonces yo soy asunto tuyo?— preguntó casi irónicamente ella, levantando una ceja.
— Si— respondió alegremente Malfoy, como si fuera lo más normal del mundo. Luego se acercó a ella y, sonriendo, agregó—. O al menos lo eres… en este lugar y momento exacto.
— ¿Qué…?— comenzó a preguntar Rose, pero entonces se percató de que Scorpius estaba mirando hacia arriba, al techo, por lo que ella lo imitó y, por más que le pesase, entendió a qué se estaba refiriendo el hijo de Draco Malfoy. Un muérdago, sobre ellos, flotando y brillando hermosamente gracias a los hechizos de los profesores— Un muérdago— murmuró entonces, volviendo a mirar al rubio y ruborizándose levemente.
— Si, un muérdago… Sabes la tradición, supongo, ¿verdad?— susurró él, acercándosele mas y acariciándole suavemente el cabello.
El corazón de Rose dio un vuelco. Cerró los ojos y trató de controlar su respiración. Siempre que estaba cerca de Scorpius le pasaba lo mismo, no podía evitarlo. Él simplemente podía con ella, hacia que se derritiera entre sus brazos y que no pudiera controlar sus emociones. Abrió los ojos lentamente y se encontró con los bellos ojos del chico, muy cerca de ella.
— Sí, claro que conozco la tradición— respondió al fin, terminando de acercar sus labios.
 Probablemente por primera vez en su vida, Rose había dejado de lado la racionalidad que siempre la gobernaba y estaba dejando llevar. Quizás por el espíritu festivo, quizás porque estaban debajo de un muérdago, o quizás, simplemente, porque era Scorpius Malfoy.