Hola! Este fic lo hice para un concurso de Halloween, es una comedia (o al menos eso pretende ser) ^^
No hay yaoi ni nada, es simplemente una comedia que tiene como protagonista a Orochimaru xD
Noche de asesinos y disfraces
Era un día como cualquier otro en la guarida Akatsuki: Sasori y Deidara discutían de arte, Kakuzu contaba dinero, mientras Hidan lo acusaba de ser un “maldito ateo avaro”, Itachi leía tranquilamente un libro, Kisame acariciaba a su preciada Samehada, Zetsu estaba en el bosque; y Pain y Konan hacía varios días que no aparecían. Pero para el más pálido de estos ninjas desertores de sus aldeas, no era un día normal, ya que estaba muy enojado en su habitación, y se había negado a salir de ella desde la medianoche anterior. Aún así nadie le prestaba atención, ya que todos preferían hacer sus cosas antes que estar aguantándose los discursos de Orochimaru.
El sannin de Konoha estaba tirado en su cama, mirando el techo con odio, como si él tuviera la culpa de todo. No podía creer que los demás se hubieran olvidado de una cosa así, él siempre lo recordaba, ¿porque los demás no?
- Malditos idiotas- bufó, girándose hacia la derecha, para clavar su mirada de odio a la túnica negra con nubes rojas que estaba colgada de una silla-. ¿Cómo pudieron olvidar que hoy es mi cumpleaños?
Cerró los ojos, para intentar pensar en algún plan para hacerles pagar por olvidar semejante cosa, cuando recordó algo, algo que lo hizo sentarse de golpe.
- ¡Halloween! Por supuesto… en unos días es Hallowen… ya verán- y soltó una risotada malévola.
Cuatro días después, todos los miembros de la organización de las nubes rojas se preparaban para celebrar una fiesta de disfraces, con mucha comida y alcohol. El único que estaba malhumorado, sentado en un rincón, observando como los demás acomodaban todo para la celebración, y maldiciéndolos, era Hidan.
- ¡Son todos unos malditos ateos herejes! ¡Cómo pueden celebrar algo tan pagano como eso! ¡Jashin-sama los va a castigar, ya verán!- les había gritado el religioso a todos cuando comenzaron a planear todo.
Orochimaru estaba terminando su disfraz en su habitación, cuando alguien golpeó a su puerta.
- ¿Quién es?- preguntó.
- Yo- respondió simplemente el marionetista de Akatsuki, Sasori.
- Pasa- respondió sin darle importancia.
El pelirrojo entró a la habitación y se quedó algo anonadado con lo que vio: tela, cartón y cintas desparramados arriba de la cama y un contorsionado Orochimaru, intentando ponerse un extraño traje que, supuso, él mismo había confeccionado.
- No sabía que tenías dotes para la costura- dijo, con tono de burla en la voz.
- Si, si, ¿podrías ayudarme?
- ¿Hablas en serio?
El pálido ninja giró el cuello para mirarlo, lanzándole una mirada despectiva.
- De acuerdo, de acuerdo- refunfuñó el pelirrojo, acercándose al otro- ¿Qué quieres que haga?
- Ayúdame a pasarme esta cosa por la cabeza, al parecer la hice muy chica- respondió el pelinegro, levantando apenas los brazos, para señalarle al otro a que se refería.
Sasori se acercó aún más, observó a Orochimaru, que tenía una prenda a medio poner: tenía los brazos puestos en las mangas y la cabeza a medio pasar por el cuello de ésta. El Shinobi renegado de la Aldea de la Arena tomó con ambas manos los bordes de la prenda y tiró de ellos hacia abajo, para hacer que ésta pasara por la cabeza del pálido ninja. Cuando por fin logró hacerlo, descubrió la naturaleza del disfraz de Orochimaru.
- ¿Qué…?- comenzó a decir, al tiempo que miraba hacia la cama, cuando descubrió el resto del disfraz, lanzó una carcajada- ¡Te disfrazarás de calabaza!- gritó, tratando de contener la risa.
- Si, ¡¿y qué?!- gritó el otro.
- Nada, nada- soltó, volviéndose serio de repente, el pelirrojo-. En fin- agregó dando un suspiro-, será mejor que te apures, Pain dice que debemos estar todos en cinco minutos.
- ¿En cinco minutos? Voy a tardar más, todavía tengo que ponerme eso en la cabeza- dijo, señalando una especie de globo naranja hecho de cartón-. Ah, por cierto, el disfraz no es de calabaza, es de espantapájaros.
- ¡Espantapájaros! ¿¡Donde viste un espantapájaros con una calabaza en la cabeza!?- lanzó, casi contra su voluntad, Sasori.
- ¡Déjame en paz! Ahora vete, y ya veremos quien tiene el mejor disfraz.
- De acuerdo, de acuerdo…- dijo el marionetista, conteniendo la risa, mientras salía de la habitación.
Cuando por fin logró terminar de ponerse de su disfraz, Orochimaru se dirigió a la sala en donde se celebraría la fiesta.
- Ya verán, esta noche todos pagarán por haberse olvidado de mi cumpleaños…- susurró para sí mismo mientras caminaba.
Cuando llegó a la sala, quedó sorprendido ante lo que sus ojos veían: las paredes y el techo estaban decorados con adornos hechos de papel, obviamente al estilo de Halloween; además, había murciélagos blancos hechos con arcilla revoloteando por todos lados, de seguro creaciones de Deidara, había algunos que eran pequeños y explotaban al tiempo de estar volando y otros, más grandes, simplemente parecían tener vida propia. Había dos grandes mesas, una con comida y otra con muchas botellas de, supuso, alcohol. Aún no estaban todos presentes, solo Pain, Konan y Deidara, sin contar a Hidan, que seguía en un rincón de la habitación mirándolos con desprecio.
Los tres Akatsukis que ya estaban presentes ya estaban disfrazados: Konan tenía una capa negra que le llegaba a los talones y un sombrero con ala ancha y copa puntiaguda, además de tener colgado de su hombro lo que parecía ser un gato hecho de papel; Deidara estaba con el cabello suelto, pero bastante desarreglado, grandes ojeras violetas debajo de los ojos, la ropa toda rasgada y manchas de sangre y suciedad por todos lados, además de estar descalzo. Pain, por su parte, estaba vestido normalmente, solo que tenía unas orejas de perro del mismo color que su cabello colocadas en la cabeza.
Orochimaru se acercó al líder y, antes de que pudiera decirle algo, éste le dijo:
- ¡Al fin llegas! Ayúdale a Konan con eso, ¿quieres?- cuando habló, pudo distinguir que sus colmillos estaban más grandes de lo normal, de seguro formaban parte de su disfraz-. Por cierto, ¿de qué es tu disfraz, Orochimaru?
- De espantapájaros- respondió secamente el ninja, dirigiéndose hacia donde estaba la brujita Konan.
Justo en ese momento, aparecieron tres más en escena: Itachi, Sasori y Kisame. El Uchiha estaba más pálido de lo normal, con una túnica completamente negra cubriéndole todo el cuerpo, el cabello suelto, el sharingan activado y unos colmillos sobresaliéndole de los labios. El marionetista, por su parte, parecía que se había tirado una bolsa de arena encima, porque estaba completamente blanco (incluido su cabello), vestido con una especie de vestido blanco rasgado y cadenas colgándole de los brazos y piernas. Pero el que estaba completamente extraño era Kisame: estaba vestido con lo que parecía ser ropa hecha de aluminio y tenía unas antenas saliéndole de la cabeza. Todos se lo quedaron mirando cuando entró, a lo que el acuático ninja respondió sonoramente:
- ¿¡Qué!? ¿Nunca vieron un extraterrestre?
Nadie habló, simplemente se lo quedaron mirando, con aún más extrañamiento que antes. El espadachín simplemente resopló y se dirigió a la mesa de las bebidas, de donde agarró una botella y comenzó a tomar. Fue entonces cuando el compañero de Itachi vislumbró a Hidan.
- Hey, Hidan, ¿porque no vienes a tomar unos tragos?
- ¡Porque no voy a celebrar esa fiesta pagana, con ustedes malditos herejes!
- ¡Oh, vamos, es sólo alcohol!
- Déjalo Kisame, él se lo pierde- los interrumpió la voz de otro inmortal de la organización.
Todos lo miraron y contuvieron la risa, excepto Hidan, que se puso de pie bruscamente y comenzó a maldecir a su compañero a los cuatro vientos. La razón era que Kakuzu estaba vestido con una túnica completamente negra, con capucha y, en su mano, tenía nada más ni nada menos que la preciada oz del religioso de cabello plateado.
- ¡Devuélveme eso! ¡Maldito avaro! ¡Devuélvemelo o te cortaré la cabeza! ¡Y Jashim-sama te maldecirá y hará que sufras por toda la eternidad!
El ninja de ojos verdes lanzó una estridente carcajada y le respondió como si nada a su compañero:
- No lloriquees quieres, es sólo una fiesta. Además, no pensaba gastar ni un centavo en el disfraz, asique como tú no te ibas a disfrazar, pensé en usar tu oz, total, hoy no la necesitas.
Hidan siguió maldiciendo a su compañero inmortal, pero éste lo ignoró olímpicamente y se dirigió hacia donde estaban los demás, tomo una botella de sake, un vaso y se dispuso a beber y disfrutar de la fiesta…
Dos horas y media después, casi todas las botellas de alcohol estaban vacías y las comida se había acabado por completo. En cuanto a los temibles asesinos, ya no se veían tan temibles, ni siquiera Hidan, que había sucumbido a los encantos del alcohol como todos los demás…
Sasori, Deidara e Itachi estaban abrazados y cantaban, por alguna extraña razón, villancicos. Pain y Konan estaban sentados en una sola silla, abrazados y besándose apasionadamente, mientras que los dos inmortales reían a carcajadas mientras se maldecían mutuamente. Kisame, por su parte, estaba solo, sentado en el piso con las piernas cruzadas y con botellas a su alrededor, mirando con cara de desconcierto a todos. Mientras, Orochimaru, era el más rescatado de todos, pero aún así caminaba como sin rumbo por la sala, mientras pensaba a quien atacar primero.
- Ya verán, me las pagarán, se olvidaron de mi cumpleaños, malditos, ya verán…- murmuraba a un nivel casi inaudible.
De la nada, se paró frente a Kisame y clavó su mirada en él.
- ¿Kisame?
- ¿Um?- dijo en forma de respuesta el ninja.
- ¡Toma!- gritó de repente, sobresaltándolo y estirando su cuello hasta llegar al del otro.
Y lo mordió fuertemente, haciendo que el afectado lanzara un grito y se desmayara, para sorpresa de Orochimaru. El pálido sanin de Konoha miró por unos segundos al azulado asesino, el cual comenzó a roncar ya que se en realidad se había dormido a causa de la borrachera; resopló y se alejó de su primera víctima, dirigiéndose ahora a los tres cantores de villancicos. Cuando se paró frente a los tres ninjas, que ahora parecían completamente indefensos y no los poderosos asesinos que eran, no pudo evitar soltar una suave risa, que luego de que el trío lo mirara, disimuló como una carcajada exageradamente malvada. El menor de todos los Akatsukis lo miró muy extrañado, con las mejillas enrojecidas y las pupilas dilatadas por el alcohol.
- ¡Orochimaru~!- gritó de repente, sobresaltando al aludido- ¡Miren, es Orochimaru! ¡Tiene esa cara de amargado como siempre, aunque es una fiesta-hum!- siguió gritando, moviendo los brazos para todos lados y dirigiéndose, se suponía, a los otros dos que estaban a su lado.
- ¡No grites!- le gritó Sasori- ¡Me duele la cabeza! ¡Y encima esas cosas explosivas tuyas no ayudan!
- ¡De que hablas-hum! ¡Mis murciélagos de arcilla son puro arte~!- le respondió, por alguna extraña razón, en tono de canto, el rubio.
Los dos artistas comenzaron a discutir a los gritos, Sasori estaba muy enfadado y Deidara seguía con su tono melódico en la voz. Mientras, Itachi, que estaba en el medio de los recibiendo los gritos de ambos, miraba a Orochimaru de forma extraña, o más bien, miraba el techo que estaba por sobre y detrás del ninja de forma extraña, ya que tenía la mirada como perdida.
- Itachi- dijo el sanin, acercándose al pelinegro disfrazado de vampiro-, ¿qué es lo que te pasa?- el Uchiha no se dio por aludido, ni siquiera cuando el pálido Shinobi le tomó el mentón y le lanzó la cabeza hacia atrás, dispuesto a morder su cuello.
- ¡No-hum!- gritó el explosivo rubio nuevamente, pero esta vez, le lanzó un puñetazo al disfrazado de espantapájaros, haciendo que la cabeza de calabaza saliera volando por los aires y que su casi-victima cayera para atrás- ¡Ni se te ocurra matar a Itachi primero que yo! ¡Yo tengo que matarlo primero! ¡Después si quieres puedes matarlo tu-hum!
Sasori, mientras, que había alcanzado a manotear al Uchiha de la manga de la túnica, intentaba mantenerse en pie junto a éste, pero no lo estaba logrando con buenos resultados.
- ¡De qué estás hablando, Deidara!
- ¡De que no puedes matar a Itachi todavía! ¡Yo voy a matarlo primero-hum!
- ¡Te volviste loco!- gritó entonces el propio Itachi, soltándose de Sasori de un manotazo y caminando a los tropezones hasta donde estaban los otros dos- ¡¿Por qué querrías matarme, Dei…-soltó una risa antes de terminar- dara..?!- y siguió riendo, como desquiciado y con el rostro completamente enrojecido.
- ¡¿Qué rayos…?!- le preguntó Orochimaru, ya que el Uchiha se había tentado luego de verlo.
- ¡Tu…!- comenzó a decir, sin dejar de reírse y señalando a la calabaza hecha de cartón que estaba en el suelo- ¡¿De qué…?!- volvió a soltar una risotada- ¡¿Te disfrazaste de calabaza?!
Deidara y Sasori observaron al cumpleañero frustrado y comenzaron a reír también. Fue entonces cuando la paciencia del Shinobi se desplomó por completo.
- ¡No!- gritó, fuera de sí- ¡Soy un espantapájaros! ¡Un espantapájaros! ¡Malditos infelices! ¡Espantapájaros!- y se lanzó sobre los tres, dispuesto a golpearlos hasta la muerte si era necesario para que dejaran de reír.
Sólo entonces todos los demás Akatsukis se dieron cuenta de lo que estaba pasando, incluso Kisame, que se despertó bruscamente, dando un salto, y se unió a la pelea gritando como loco:
- ¡Me despertaron! ¡Por qué me despertaron!
- ¡Oigan, ateos paganos malditos! ¡¿Qué les pasa?!- gritó Hidan, acercándoseles con una botella vacía de sake en la mano.
- ¡Más les vale que no rompan nada! ¡O lo tendrán que pagar ustedes de sus bolsillos!- se unió el otro inmortal, obviamente también a los gritos, pero con algo mucho más peligroso que una botella vacía, con la oz de Hidan.
Aún así, a los ahora cinco ninjas que peleaban a los puñetazos, casi a la altura del piso, no les importó mucho los gritos de los inmortales y continuaron con lo suyo. Hidan, que se había acercado aún más al tumulto, fue agarrado por la mano de alguien por el cuello de la túnica y tirado hacia el centro de la batalla, haciendo que la botella cayera al piso y se rompiera en mil pedazos.
- ¡No, el sake! ¡Malditos paganos, rompieron mi sake!- y entonces el ninja de cabello plateado tuvo un buen motivo para comenzar a repartir piñas también.
- ¡¿Tu sake?! ¡Fui yo quien lo compró, religioso idiota!- Kakuzu estaba fuera de sí, nunca nadie lo había visto en ese estado, maldiciendo al nivel de su compañero de equipo. Aún así, como nadie se percató de él y de su impotencia por haber gastado tanto dinero, también se unió a la pelea.
Konan y Pain, por su parte, aún seguían abrazados, mirando a sus compañeros pelear por cosas de las que no estaban enterados. Se miraron por unos segundos y, luego, sin decir nada, se fueron hacia las habitaciones, a terminar con lo que habían empezado en la silla.
Y así fue como terminó la fiesta de Halloween: Konan y Pain en una habitación, demostrando la pación y el amor que nunca hubieran demostrado de no haber estado ebrios, y todos los demás, a excepción de Zetsu que seguía en el bosque en lo suyo, peleando con sus propios puños por cosas sin sentido…
A la mañana siguiente, fue el sigiloso Zetsu quien primero entró a la sala en la que se había celebrado la fiesta. El panorama que se encontró fue extraño y, también, algo escalofriante, al menos para él. Todos estaban tirados en el piso, completamente dormidos, todos los adornos, restos de comidas, botellas y muebles estaban desparramados y rotos por todos lados y, en cuanto a los disfraces, ya no se distinguía bien qué era cada quien.
Hidan estaba tumbado con muchos cortes en el cuerpo con su oz aferrada en una mano. Kakuzu estaba con la cabeza a medio desprender de su cuerpo, tirado muy cerca de la punta de la oz de su compañero de equipo. Sasori, Deidara e Itachi estaban abrazados, medio desvestidos y roncando sonoramente. Kisame estaba abrazado a la calabaza hecha de cartón de Orochimaru y también completamente dormido y, este último, estaba durmiendo en posición fetal, con una botella partida a la mitad en la mano.
El ninja bicolor los miró a todos, suspiró profundo y se dispuso a buscar a los dos miembros que faltaban. Y los encontró, en la habitación del líder de la organización, dormidos, abrazados y, obviamente, completamente desnudos.
- ¿Qué fue lo que paso?- preguntó muy extrañado la mitad blanca del ninja.
- ¿Qué no es obvio?- dijo en forma de respuesta su contraparte negra- Se emborracharon demasiado.
- Oh- dijo sin más el otro.
Uno a uno los miembros de la organización de asesinos más temida del mundo ninja fueron despertando y, uno a uno, se fueron quejando del terrible dolor de cabeza y de estómago que tenían, y además, de la situación en la que se encontraban al haber despertado.
Cuando por fin terminaron de limpiar el desastre y los diez estaban reunidos, ya duchados, bien despiertos y vestidos con su ropa normal, Zetsu preguntó:
- ¿Qué fue exactamente lo que pasó?
Todos lo miraron, pero ninguno respondió, excepto Orochimaru.
- Yo te diré lo que pasó, todos ustedes, malditos, se olvidaron de mi cumpleaños- dijo con enojo y cruzándose de brazos.
- ¿Tu cumpleaños?- preguntaron todos al unísono.
- ¿Qué no es el veintisiete de noviembre?- preguntó Konan.
Todos asintieron, muy confiados. El pálido ninja los miró como si le estuvieran jugando una broma.
- ¡No! ¡De octubre! ¡El veintisiete de octubre!- gritó indignado.
Todos se lo quedaron mirando con los ojos muy abiertos y con sonrisas culpables.
- Hem… perdón…- dijo Konan, encogiéndose en su asiento- Creo que nos equivocamos, lo siento, Orochimaru.
- Si, perdónanos… pero espera, ¿eso quiere decir que no habrá fiesta para celebrar su cumpleaños-hum?- dijo Deidara.
- ¿Iban a hacerme una fiesta?- preguntó extrañado el ninja de las serpientes.
Todos asintieron. Orochimaru los miró, acusadoramente, pero Hidan saltó, diciendo:
- ¡Podemos celebrarla en unos días, con mucho sake y comida!
- ¡No!- gritaron los demás.
- ¿Por qué no? ¡Claro, celebran una maldita fiesta pagana como la de anoche y no un cumpleaños!
- No, Hidan- le respondió Pain-. Celebraremos el cumpleaños atrasado, pero no habrá mucho sake, de hecho, creo que no habrá alcohol.
- Okey, okey… y que tampoco sea con disfraces, ¡porque no quiero que mi oz caiga en manos de este avaro maldito!
- Es verdad, sin disfraces, ni alcohol- afirmó Orochimaru-. Porque volverán a reírse de mi disfraz y les aseguro que la próxima vez no saldrán con vida.
- Sí, sí, claro- respondió Kisame.
- ¿Me estás insinuando que no podría matarte? ¡Soy perfectamente capaz de matar a cualquiera de ustedes!
Y por alguna extraña razón, las típicas discusiones de Akatsuki volvieron a florecer. Hidan y Kakuzu por el dinero y la religión, Sasori y Deidara por el arte… Aún así, muy en el fondo, todos sabían que la fiesta de cumpleaños iba a tener mucho alcohol y probablemente consecuencias parecidas a la de la noche anterior, pero de algo estaban seguros: no habría disfraces.
..Fin..