Okey... este fic surgió a pedido de una de las chicas del foro "Akatsuki love", su gran imaginación, mezclada con mi locura y un poco de inspiración, dieron resultado a este escrito :)
Contiene yaoi y lemon :)
Pación, rencor, amor.
Habían pasado ya cuatro años del final de la Cuarta Gran Guerra Ninja, todo estaba en paz entre las naciones, los jóvenes ninjas cumplían sus misiones con tranquilidad y entrenaban con entusiasmo. Aquellos que habían sobrevivo a la guerra, se relajaban tranquilos, esperanzados por permanecer en paz por muchos años más. Aún así, los vestigios de la guerra aún se sentían en aquellos que habían perdido a sus seres queridos.
Pero había un joven cuya vida había cambiado radicalmente desde la guerra: Naruto Uzumaki. Él había sido el héroe de esa época, había luchado con todas sus fuerzas contra el enemigo principal de la Alianza Shinobi y había ganado, matándolo y ganándose el aprecio y respeto de todos los ninjas del mundo. Él ya estaba por cumplir dieciocho años, y vivía una vida normal para un joven ninja de su edad.
Pero nuevos acontecimientos surgieron a unos días de su decimoctavo cumpleaños. Este es un relato de esos acontecimientos.
Naruto paseaba por los territorios del País del Río. Estaba entusiasmado, pronto cumpliría dieciocho años, pero también se sentía un poco nostálgico, ya que también se cumpliría un nuevo aniversario del fin de la Cuarta Gran Guerra Ninja, en donde muchos shinobis habían caído, entre ellos algunos de sus amigos y personas cercanas. Continuó caminando por largo rato, hasta que llegó a la base de lo que aparentaba ser un barranco común y corriente, especialmente en ese país. El rubio se acercó a la enorme pared de roca y apoyó la palma de su mano en ella. Con la otra mano realizó un pequeño sello y se alejó rápidamente. El barranco entero comenzó a temblar y una especie de puerta se talló en la roca, para luego dejar a la vista una enorme entrada a lo que parecía ser una cueva.
El chico observó los alrededores y entró en la cavidad. Apenas se perdió en las sombras, la gran puerta volvió a cerrarse. Naruto comenzó a caminar por el largo pasillo principal de la cueva, el cual conocía a la perfección, ya que había entrado miles de veces durante los últimos años. Cuando vislumbró la primer puerta del complejo laberíntico que formaba esa peculiar cueva, se paró frente a ella y la golpeó suavemente. No hubo respuesta, pero aún así la abrió y se introdujo en la habitación que había al otro lado.
Era una habitación medianamente pequeña, sin muchas cosas, sólo una cama y una pequeña mesa. Estaba iluminada muy tenuemente por una antorcha a cada lado de la puerta. Sobre la cama descansaba un hombre. Y no era cualquier hombre, era un Uchiha y quizás el más poderoso ninja que el mundo había visto, pero también, quizás, el más malvado de ellos. El hombre, al escuchar el sonido de la puerta, se incorporó en la cama y levantó la vista: sus ojos habían perdido el brillo que habían tenido hacía algunos años, estaban completamente opacos, grises; se había vuelto completamente ciego.
Naruto se acercó al hombre y le habló:
- ¿Cómo estás, Madara?
El ninja giró la cabeza hacia donde estaba el joven.
- ¿Por qué rayos me preguntas eso, Jinchuuriki?
- ¿Y Zetsu?
- ¿Cómo quieres que lo sepa, si no puedo ver? Y te recuerdo que eso es por tu culpa.
Naruto suspiró profundo. Uchiha Madara, el ninja que le había declarado la guerra al mundo Shinobi, había perdido ya todos sus poderes. Él mismo, en el último instante de la guerra, había decidido dejarlo vivo, ya que, habiendo perdido su visión, ya no volvería a ser una amenaza para el mundo. Era por eso que desde hacía más de tres años el Uchiha era cuidado por el único sobreviviente de la organización Akatsuki, Zetsu, en la mismísima guarida de la organización. Naruto iba regularmente a verlos, para controlar a Madara, ayudar a Zetsu y proveerlos de comida y cosas básicas. Aún así, el Uchiha era demasiado orgulloso como para perdonarle el hecho de que lo había dejado vivo en lugar de matarlo.
- De acuerdo, iré a buscarlo entonces- dijo, luego de un momento de silencio, Naruto. Se giró y comenzó a caminar hacia la puerta.
Pero Madara aún seguía siendo habilidoso, y aunque no podía ver, su oído estaba afinado, por lo que se abalanzó sobre el chico y lo lanzó al piso. Pero no éste cayó sólo, ya que logró manotear la ropa del Uchiha, haciendo que ambos cayeran. El Uzumaki se llevó una gran sorpresa al sentir que caía sobre una superficie blanda: no habían caído al suelo, sino sobre la cama. El chico abrió los ojos, ya que los había cerrado por inercia al caer, y se encontró con la cara de Madara casi pegada a la suya. Las manos del Uchiha estaban a los costados de su cuerpo y sus torsos, así como sus piernas, estaban pegadas las unas a las otras.
Por alguna razón que le resultó completamente ajena a él, la respiración de Madara comenzó a agitarse, al igual que los latidos de su corazón. Colocando sus manos sobre el pecho del morocho, intentó quitárselo de encima, pero éste no se movió. Al contrario, se acercó aún más hacia su cuerpo y, sin previo aviso, le plantó un beso en los labios. El rubio intentó rechazarlo en un principio, pero no pudo. Fue entonces que las cosas tomaron un rumbo extraño y sorprendente.
Madara comenzó a levantar la remera de Naruto, escabullendo una de sus manos por debajo de ésta. El rubio sentía que los latidos del Uchiha comenzaban a acelerarse, al igual que su respiración, y para su sorpresa, se descubrió respondiendo positivamente al beso y las caricias del hombre. Abrazó la espalda del morocho, para reducir aún más la distancia que separaba sus cuerpos y comenzó a sentir un palpitar en la entrepierna. Se separaron unos minutos, los suficientes para poder recobrar el aire y despojarse de sus ropas superiores; luego volvieron a besarse, esta vez con más pasión. Madara comenzó a bajar por el cuello de Naruto, saboreando con sus labios y su lengua cada centímetro de la piel de éste, mientras con una de sus manos, comenzaba a quitarle los pantalones al menor.
El ojiazul no se quedó atrás, sentía como su miembro se erguía cada vez más, producto de la excitación que le provocaban los besos del mayor. Cuando ya no pudo soportarlo más, ayudó al Uchiha con la ropa, logrando que ambos quedaran completamente desnudos en poco tiempo. Tomó el sedoso y lacio cabello del mayor y lo empujó hacia su entrepierna, haciendo que la boca de éste rozara su miembro. Madara comprendió al instante que era lo que deseaba e intentaba hacer Naruto, por lo que sin rodeos abrió la boca y engulló por completo el miembro, ya completamente erecto del rubio. El chico lanzó un gran gemido, lo que hizo que el Uchiha sonriese y comenzara a jugar más violentamente con su lengua y la hombría del chico.
Los gemidos de Naruto inundaron la habitación en poco tiempo, y no pasó mucho para que su néctar llenara la boca de Madara.
- ¡Ahh! ¡Madara! ¡Sigue, sigue por favor!- pidió, entre gemidos, el jinchuuriki del nueve colas.
Madara lanzó una pequeña risa- Eres ardiente y lujurioso, Uzumaki- comentó, con voz seductora-. Me encanta- y comenzó a masajear el pene del rubio, para volviera a erguirse.
Nuevos gemidos surgieron de la garganta de Naruto. El miembro de Madara también comenzó a erguirse al oír tales gemidos, por lo que sin muchas vueltas, volteó al menor, colocándolo boca abajo. Él se colocó sobre el menor y comenzó a masajear su propio miembro con una mano, mientras que la otra la utilizó para excitar la abertura del rubio.
- ¡Ah! ¡Mmm! ¡Ma-Madara!- gritaba Naruto, entre gemidos y resoplidos de placer.
El Uchiha se reclinó y le susurró cerca del oído- ¿Quieres que lo meta?
- ¡Sí! ¡Por favor, hazlo! ¡Mételo, Madara!- suplicó el Uzumaki.
Una sonrisa de satisfacción y malicia se dibujó en el rostro del morocho. Al fin había logrado que el chico lo deseara, como había estado pensando desde hacía ya un tiempo. Sin muchas vueltas más, el Uchiha sacó sus dedos del interior de la abertura de Naruto y los reemplazó por su miembro. Un grito de dolor llegó hasta sus oídos, por lo que no se movió aún, sino que preguntó.
- ¿Estás bien?
- S-Si…- alcanzó a soltar el rubio.
- Entonces comenzaré a moverme.
- Si, hazlo.
Y, ante el tono de súplica en las palabras del menor, Madara comenzó a moverse suavemente dentro de él. Estaba muy apretado, señal de que nunca nadie había entrado en Naruto. Eso lo excitó aún más, por lo que comenzó a aumentar la velocidad de sus embestidas, haciendo que el chico gritara y gimiera con más fuerza. Eso no hizo más que excitarlo, por lo que siguió incrementando la velocidad. Ahora no eran sólo los gritos y gemidos de Naruto los que inundaban la habitación, sino también los gemidos de extremo placer de Madara.
Naruto se aferró a las sábanas con fuerza y levantó su cadera, haciéndole el trabajo un poco más fácil a quien le estaba brindando semejante placer. Nunca había experimentado con un hombre, por lo que nunca había imaginado que sería tan placentero. Sentía que su cuerpo explotaría con cada embestida que daba el Uchiha, pero esa sensación le encantaba, hacía que su excitación aumentara hasta límites que nunca había creído posibles, y que su miembro palpitara de una manera completamente nueva y exquisita.
- ¡Ah! ¡Más! ¡Sigue! ¡Ah! ¡Madara! ¡Sí! ¡Ahhhhh!
- ¡Mm! ¡Naruto! ¡Sí! ¡Ahhhhh!
Ambos llegaron al éxtasis al mismo tiempo. Naruto volvió a derramar su néctar, esta vez sobre las sábanas, y Madara lo hizo dentro del cuerpo del rubio. Cayeron exhausto sobre la cama, el morocho sobre la espalda del rubio y aún dentro de él.
Pasados unos minutos, Madara se incorporó y, tras comprobar que el rubio se había quedado dormido, comenzó a bajarse lentamente de la cama, para poder encontrar su ropa y así poder escapar de una vez por todas de ese lugar que lo apresaba desde hacía tanto tiempo. Pero entonces escuchó que una puerta demasiado cercana se habría y alguien caminaba. Instintivamente miró hacia el lugar de origen del sonido y preguntó:
- ¡¿Quién es?!
- ¿Qué es esto?- preguntó una voz un tanto suave- ¿Eres tonto?- dijo en tono de respuesta una voz más gruesa.
El Uchiha reconoció ambas voces, era Zetsu, sus dos partes, y estaba parado en el umbral de la puerta de la habitación, lo que significaba que podía verlo perfectamente, y a Naruto también.
- ¿Madara?- preguntó el Zetsu blanco- ¿Naruto-kun?- agregó, luego de verlo en la cama, completamente desnudo, al igual que Madara, y boca abajo- Parece que se estuvieron divirtiendo- dijo en un tono algo extraño el Zetsu negro.
- ¡Zetsu, deja de discutir contigo mismo y ayúdame a encontrar mi ropa!- gritó, casi fuera de sí, el Uchiha.
- De acuerdo- respondieron ambas partes del extraño Shinobi, el blanco en voz baja, mientras que el otro lo dijo con cierto tono de despecho.
Con cierto pesar en su caminar, Zetsu se acercó al Uchiha, levantó la ropa de éste que estaba tirada en el suelo, le tendió la mano al hombre, que la tomó con cierto despecho, y se la entregó para que pudiera vestirse. Sabía perfectamente que el ninja no lo dejaría ayudarlo a vestirse, ya que nunca lo hacía. El morocho se vistió algo torpemente, pero luego de unos minutos estuvo listo.
- ¿Qué quieres hacer?- preguntó Zetsu.
- Escapar- sentenció el otro.
Zetsu lo miró. Pero aún así obedeció al pedido oculto en las palabras de Madara y lo guió hasta la salida de la habitación. Justo en ese momento, Naruto despertó de su corto sueño y, al observar la situación, saltó de la cama y se interpuso entre ambos shinobis.
- ¿Qué se supone que hacen?
- ¿Qué parece que estoy haciendo?- dijo en tono de respuesta el Uchiha.
El rubio tomó fuertemente del brazo al morocho y, mirándolo a los ojos, aunque sabía que él no lo veía, le dijo:
- Asique lo que hicimos… sólo fue…
- Para distraerte, por supuesto- afirmó el Uchiha, soltándose-. Zetsu.
- Si- respondió obedientemente el ninja planta.
De la nada, unas raíces salieron del suelo de la habitación, apresando a Naruto, inmovilizándolo casi por completo. Pero el hiperactivo ninja logró zafarse rápidamente, para seguir a los dos ex Akatsukis y lograr interponérseles entre la salida de la guarida.
- No van a salir de este lugar, especialmente tu, Madara- dijo el rubio, mirándolos fijamente.
Pero apenas terminó de decir esto, la puerta de roca de la guarida comenzó a abrirse lentamente…
Mientras, o mejor dicho, unos momentos antes, dos ninjas, antes maestro y alumno, merodeaban por el bosque cercano. El mayor de ellos, de cabello plateado y tres cuartos de su cara cubiertos, le habló al menor, un morocho de profundos ojos negros, otro Uchiha.
- ¿Sasuke, qué sucede?
- Creo que… vi algo extraño…- pero no terminó de hablar, simplemente se alejó del hombre, el cual suspiró profundo y lo siguió.
El Uchiha saltaba velozmente de árbol en árbol, seguido desde cerca por Kakashi. Luego de la guerra, con la muerte de Madara, Naruto había logrado, por fin, llevar de regreso a la aldea a su amigo Sasuke. Después de muchas discusiones entre los ninjas más importates de Konoha, habían decidido que el Uchiha debería cumplir horas de servicio a la aldea, siempre custodiado por un jounin de elite y sin salir de los límites del País.
- ¡Sasuke! ¡No puedes avanzar! ¡Pasarás el límite con el País Fluvial!- le gritó Kakashi, pero no hubo caso, ya que el chico lo ignoró y siguió su camino, por lo cual el Shinobi de cabello plateado aceleró la velocidad.
Pero de pronto, el Uchiha se detuvo sobre una rama algo oculta de un árbol que estaba al costado de un río. Kakashi se paró a su lado y lo miró, el chico estaba mirando fijamente hacia adelante, y lo que estaba adelante también sorprendió al ninja copia.
Cruzando el río, había un enorme barranco y, en la base de dicho barranco, estaba parado nada más ni nada menos que Naruto. El jounin volvió a mirar a su antiguo alumno, el cual lo miró y le dijo con voz extraña:
- Ese lugar lo conozco… Madara me llevó ahí cuando me dio los ojos de mi hermano, es la antigua guarida de Akatsuki…
- ¿Qué? No puede ser, es decir… ¿Qué hace Naruto en un lugar como este?
- No lo sé, pero sentí su chakra y no pude evitar seguirlo.
- Mmm… si, es verdad, Naruto usó su chakra para algo en este lugar…
Justo entonces una enorme roca del barranco comenzó a moverse, dando lugar a una especie de enorme puerta, por la que el rubio desapareció… Permanecieron en sus lugares cerca de una hora después, la puerta volvió a moverse… Automáticamente descendieron, debían saber que era lo que había estado haciendo Naruto en ese lugar. Nunca imaginaron cual sería la respuesta a esa pregunta…
La puerta de roca se abrió, dejando entrar luz a la guarida y haciendo que tanto Naruto como Zetsu perdieran por unos segundos la visión, a causa de los rayos de sol. El rubio miró hacia afuera y distinguió dos figuras humanas que estaban justo enfrente suyo. Una de ellas, al ver a los otros dos shinobis que estaban aún dentro de la guarida, gritó:
- ¡Madara!
El aludido, al escuchar su nombre, levantó la cabeza y sonrió al reconocer la voz de quien había gritado.
- ¡Sasuke! ¡Kakashi-sensei!- dijo entre extrañado y alterado el rubio.
- Sasuke…- dijo Madara, con voz calma- Podría decir que es bueno verte de nuevo, pero primero de todo, ya no puedo ver y segundo, aunque pudiera verte, no sería bueno, traidor.
- ¡De que estás hablando, yo no soy un traidor!- el menor de los Uchihas intentó abalanzarse sobre el antiguo líder de Akatsuki, pero Naruto no lo dejó.
- Sasuke, déjalo… váyanse de aquí…
- Naruto, dijiste que lo habías matado- dijo Kakashi- ¿Por qué nos mentiste?
Naruto bajó la mirada- No tengo excusas, simplemente no pude, él quedó ciego, ya no significaría una amenaza para el mundo nunca más…
- Oh, que conmovedor...- dijo una voz a espaldas de todos, una voz que era conocida, pero odiada y muy buscada luego de la última gran guerra.
Sasuke activó automáticamente su sharingan, mientras que Kakashi se colocó frente a la entrada de la caverna con una kunai en la mano.
- Yakushi Kabuto- dijo el hombre de cabello plateado-, al fin apareces.
Kabuto, que ya no era como solía ser, ya que ni siquiera tenía ya un aspecto humano, dibujó una sonrisa malévola en su rostro.
- Al fin te encuentro, Sasuke… Es hora de que obtenga lo que me merezco…
- ¿De qué rayos estás hablando?- preguntó el morocho.
- De tu cuerpo, de tus ojos, de tu poder… al fin podrá ser mío…- respondió, con voz de psicópata, y se lanzó sobre el chico.
Pero no pudo alcanzarlo, ya que Sasuke se reemplazó a sí mismo por un clon, al tiempo que Kakashi y Naruto se abalanzaban sobre el antiguo siervo de Orochimaru. Zetsu y Madara, mientras tanto, intentaron aprovechar la situación para escapar. Mientras los tres shinobis de Konoha luchaban contra Kabuto, el ninja planta guió al Uchiha por el borde del barranco para que pudiera escapar.
Pero el cuerpo de Madara se paralizó por completo al escuchar un grito. Zetsu lo miró, extrañado, preguntándose qué le había pasado. Era el grito de Naruto, el cual había sido apresado por una especie de cola serpentosa que había salido del cuerpo de Kabuto[1]. Sin pensarlo dos veces, Madara salió corriendo de al lado de Zetsu y fue hacia el lugar donde había escuchado gritar al chico.
El Uchiha se abalanzó como pudo contra Kabuto, haciendo que éste soltara al rubio, y ambos cayeron al río.
- ¡Madara!- Naruto se reincorporó rápidamente, negando la ayuda que le ofrecía su sensei, y se dirigió hacia la corriente de agua- ¡Madara!
- ¿Naruto, que te ocurre?- preguntó Sasuke, algo extrañado por la preocupación de su amigo para con el ninja que había le declarado la guerra al mundo Shinobi hacía algunos años.
De un momento a otro, Kabuto y Madara reaparecieron en la superficie del rió. Madara sostenía al otro por la espalda, apresándolo de forma que casi no podía moverse.
- ¡Naruto!- gritó el Uchiha- Mata a este imbécil de una vez por todas, ¿quieres?
- ¡¿Qué?! P-Pero… Tú… Madara…
- ¿Eres idiota o qué? ¡Mátalo de una vez!
- Pero…- Naruto no quería atacar, sabía que si lo hacía, mataría al Uchiha también, y no podía hacerlo, ya había intentado hacerlo hacía unos años, y no había podido, que pensaba ese viejo cabrón[2] que podría hacerlo en ese momento… y sobre todo luego de lo que había pasado hacía una hora, o menos…
Fue entonces que vio a Sasuke moverse… No, no podía permitir que él matara a Madara, porque no podría soportar que ese ninja al cual había curado por años muriera en manos de alguien más, en batalla, sólo por un error suyo…
- ¡Sasuke, ni se te ocurra!- gritó Naruto, corriendo directo hacia los dos ninjas, con un Rasengan en su mano derecha- ¡Suéltalo, Madara!- volvió a gritar, justo antes de golpear a Kabuto con el gran espiral de chakra.
Ambos shinobis fueron lanzados de espalda contra una hilera de árboles cercanos. Automáticamente, el rubio se dirigió hasta donde había caído el Uchiha.
- ¡Madara, Madara!- se acercó al cuerpo tendido en el suelo y lo tomó entre sus brazos- ¿Madara, puedes oírme?
- Si, así es…- respondió suavemente el otro.
- Al fin no me hablas de mala manera- dijo con ojos llorosos el rubio, ya que sabía que la herida que tenía el Shinobi en su estómago era mortal.
- No seas tonto…- dijo el Uchiha.
- Naruto, Kabuto está muerto- dijo Sasuke, acercándose a los dos shinobis-. Madara…- comenzó a decir el menor de los Uchihas.
- No digas nada, Sasuke… no abras tu boca…
Sasuke miró con cierto desprecio al otro Uchiha, pero luego miró a su amigo, que parecía estar muy dolorido por lo próximo que se encontraba Madara de la muerte. Kakashi se acercó lentamente.
- Madara… yo…
- No digas nada, Naruto… Esto debería haber pasado hace unos años, pero tú quisiste que ocurriera ahora…- el ninja levantó la mano, alcanzando a acariciar unos centímetros el mentón del chico, para luego dejarla caer como una hoja cae de un árbol.
- ¡No… Madara!- Naruto lo abrazó fuertemente, posando sus labios sobre los del otro.
Jamás supo si fue su imaginación o si fue real, pero en ese último beso, Naruto sintió como los labios de Madara se movían un poco, respondiendo a esa despedida…
Ambos cuerpos fueron llevados a Konoha. El cuerpo de Kabuto fue entregado a los ANBU para que lo analizasen en busca de alguna técnica extraña, y luego fue cremado. El funeral de Madara, por otro lado, fue llevado a cabo en completo secreto, estando presentes sólo Sasuke, Naruto, Kakashi, el Hokage, los ANBU y Zetsu, el cual se quedó como miembro de la elite ANBU.
Los años pasaron y Naruto se convirtió en Hokage, al mismo tiempo que formaba una familia con Hyuuga Hinata, con la cual tuvo luego un pequeño niño, llamado “Mandarino”. Sasuke logró formar una familia también, para poder restaurar su clan, y tiene ocho hijos, la última, es la única niña, cuyo nombre es “Mandarina”.
…
- ¿Eso es todo?
- Claro que lo es, ¿qué esperabas, Iruka?
- No se… son más interesantes tus otras historias igual.
- ¿Ah, sí? Entonces no volveré a leerte nada…- dijo en tono de ofendido el ninja de cabello plateado, lanzando las hojas que tenía en su mano sobre la cara de Iruka.
- ¡No, Kakashi, espera! No te enojes, era broma.
- Si… como sea… tengo que irme… Naruto me dijo que me esperaba por la tarde en su oficina…
- ¿Naruto? Recuerda que ahora él es el Hokage, Kakashi, no creo que sea bueno meterle las mismas excusas que le metías cuando llegabas tarde a sus encuentros de equipo gennin.
- Si, si… como digas, Iruka…
- ¡Kakashi, espera!- Iruka se levantó de la cama en la cual estaba acostado y se dirigió con paso adormilado hacia el ninja copia, con las hojas en sus manos- ¿De verdad no me volverás a leer ninguna de tus historias?
- No, no voy a leértelas, ahora dame ese manuscrito…- respondió, quitándole las hojas de las manos.
- ¿Y cómo voy a leer tus historias, entonces? ¡No me puedo perder ni un solo cuento de “Paraíso Gay”!
- ¿Comprándolos, quizás? Después de todo, se supone que deberías hacer eso, no esperar hasta que yo los escriba y sacarme los manuscritos…
- Bueno, bueno… pero es que… escribes tan genialmente como Jiraiya-sama lo hacía.
Kakashi soltó un suspiro de risa, giró sobre sus talones y se fue. Él era llamado “el sucesor de Icha Icha”, pero la verdad era que él mismo no se consideraba a la altura de gran ninja ermitaño. De hecho, sacaba algunas de sus historias de acontecimientos reales, como la que acababa de leerle a Iruka, pero nadie las creía. Después de todo, ¿quién creería que el actual Hokage había tenido un momento de pasión y amor con uno de los ninjas más terribles que la historia recordaba?
Miró hacia el cielo, era un lindo día, probablemente Naruto les asignara una misión a él y a su nuevo equipo gennin…
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